Compartimos la nota publicada en la Revista Horizonte A del mes de julio, escrita por el CPN Héctor Tristán, acerca de la crisis que azota al país y la necesidad de cambios inéditos.-
EN ALTA MAR, EN PLENA TORMENTA
Puesto a escribir en medio de este cuadro macroeconómico argentino, con un descorazonado desorden de variables, surge la imagen de un barco en alta mar y en plena tormenta, con una tripulación en crisis.
Dicen los marinos que en un barco la clave está en anticiparse a las situaciones. Anticipación para hacer una maniobra, anticiparse en la toma de decisiones conociendo los cambios en la meteorología, anticiparse para tenerlo todo preparado bajo control, sin dejar que la situación controle a la tripulación, la cual correría un grave peligro.
Pareciera que estos sanos pensamientos no están presentes hoy en las autoridades que nos gobiernan, quienes parecen gastar enorme energía en resolver conflictos palaciegos, sin tomar noción de la grave situación que padece el país y sus habitantes.
Da la sensación que la ideología se antepone a la razón, ya que cuando se plantea la necesidad de un plan de estabilidad y de crecimiento, suele mirarse con sorna con el argumento de que estabilizar es “ortodoxia” y de que solo con crecimiento no alcanza.
El argumento se puede trasponer: ¿Se logran resolver nuestros problemas sin crecimiento? Si no es así, el camino es la inversión, que ya sabemos viene declinando también desde hace décadas. La razón entre varias causas tiene origen en la falta de previsibilidad, el incumplimiento permanente de todo compromiso asumido, la falta de certeza en los enunciados, la desconfianza de los agentes económicos hacia sus gobernantes, etc.
SECTOR PÚBLICO, RECURSOS Y GASTOS
El gasto público, está constituido por las erogaciones que realiza el Estado para comprar bienes y servicios y así atender las necesidades públicas se clasifican –entre otros- en los siguientes rubros: Administracion general, defensa, seguridad, salud, educación, deuda pública, etc.
Estos gastos pueden ser corrientes (u operativas) cuando se destinan para el normal funcionamiento, o de capital cuando contribuyen a aumentar el patrimonio público.
Los impuestos: Los impuestos son fijados por ley y pueden se directos, como lo son el impuesto a las ganancias o a los bienes personales o indirectos, como el IVA o Ingresos Brutos.
También se los clasifica como fijos, por ejemplo ciertos impuestos de sellos, proporcionales como el IVA donde se aplica una misma tasa y progresivos, como el impuesto a la Ganancias donde la alícuota aumenta a medida que aumenta el monto sujeto a impuesto.
Desde el punto de vista económico, los impuestos son de tres clases:
a) En función de los ingresos (Ej. Ganancias).
b) En función del patrimonio (Ej. Bienes personales).
c) En función del consumo (Ej. IVA, impuestos internos que no pagan por ejemplo el tabaco o bebidas alcohólicas).
El severo problema endémico del país, es el permanente exceso del gasto público sobre los ingresos genuinos provistos por los individuos que viven y trabajan en el país, a través de los impuestos. Ello termina generando lo repetidamente citado: una presión fiscal enorme que termina generando mecanismos elusivos y evasivas, que retroalimenta la voracidad del estado, sin que sus autoridades reconozcan las causas que lo provocan.
Producto del completo desorden de las variables macroeconómicas, vuelve a tomar protagonismo dramático “los nivles de la inflación”.
Fenómeno que genera a su vez innumerables problemas:
Falta de información y transparencia sobre los precios de los distintos bienes: todos los precios aumentan pero no lo hacen en la misma proporción, resultando en una distorsión. Perdida de la referencia “precio”
La moneda se desvaloriza: el que se queda con dinero en efectivo tiene un papel con el que puede comprar cada vez menos cosas. Se dificulta o imposibilita el ahorro.
Los salarios se deterioran: cada mes, con el mismo salario, se pueden comprar menos bienes. Aumenta la presión salarial, se incrementa el conflicto y la puja.
El Estado pierde dinero: los impuestos se liquidan en un momento y normalmente los contribuyentes pagan meses después, cuando esos valores significan mucho menos.
Las causas que provocan la inflación han dado lugar a extensos debates. Podemos sintetizar en tres grandes grupos:
Enfoque monetarista: teoriza que la inflación lo motiva la emisión monetaria por parte del gobierno. Los monetaristas sostienen que existe una masa de bienes y una cantidad de dinero que se “distribuye” entre los distintos bienes dando lugar a una estructura de precios. Si el Estado, entonces, emite más billetes por la misma cantidad de bienes, lo que se resuelve con un aumento general de precios.
Enfoque estructuralista: para este enfoque el motivo de la inflación es que hay algún elemento que “traba” la producción de ciertos bienes o grupos de bienes, provocando el alza de precios.
Enfoque de las expectativas: en países que han vivido largos años de procesos inflacionarios se verifica que ciertas señales tienden a hacer que “automáticamente” se remarquen los precios reproduciendo y amplificando la inflación.
A esta altura de los acontecimientos, no cabe duda que son necesarios cambios profundos e inéditos en el país, que serán dolorosos y deberá recorrerse un largo camino en búsqueda de un equilibrio permanente que permita retomar el camino del crecimiento, si la producción lloviera como “café del cielo”, así como el empleo y los ingresos y con ellos se colmaran las arcas fiscales, podríamos continuando engañándonos con que los conflictos de Argentina se resuelven con más y más ingenio puesto en mecanismos redistributivos. La realidad ha demostrado ser muy diferente y no quedan tiempo para ensayar nuevamente errores, cuando el precio la pauperización de gran parte de la población que permanece absorta viendo el discurrir del tiempo sin poder mejorar su vida y la de los suyos.
Como en alta mar y en tormenta: la situación grave requiere decisiones serias, responsables e inmediatas, la tripulación corre serios peligros.-
CPN Héctor Tristán