El impacto de la sequía no comenzó y no hay conciencia de su gravedad

¿Cómo se financiará la próxima campaña? ¿Van a quedar muchos pequeños y medianos productores en el camino? ¿Qué pasa con el entorno del campo: contratistas, camioneros, proveedores? Lo analiza la experta Mónica Ortolani 

“La gran pregunta es quién va a financiar la campaña que viene y a quién” fue la pregunta que lanzó Mónica Ortolini, experta en financiamiento y mercados agropecuarios, para darle un contexto a la charla con Tranquera Abierta en torno a las dificultades que, más allá de lo productivo, dejará la severa sequía.

“Esta sequía estaba subvaluada y es algo que vengo observando desde comienzos de febrero cuando mi pronóstico, si no venían las lluvias, era que íbamos a tener 22 millones de toneladas de soja para cosechar. Recordemos que actualmente los cálculos están en torno a las 27 millones, pero cuando uno habla con los productores lo que se observa es que no sólo hay poco, sino que además hay mucho grano verde por lo cual van a tener descuentos de precios en torno al 15%”, explicó la especialista.

Es decir que hay poco y malo…

Hoy se estiman 50 millones de toneladas menos de granos que el año anterior tomando trigo, soja y maíz. Y todavía la soja tiene que resistir por encima de las 20 millones de toneladas; no es imposible que caiga aún más y se ubique cerca de las 18 millones de toneladas.

Ese impacto claramente no estará concentrado exclusivamente en el productor…

Lo que no se considera tampoco es ese enorme entorno de servicios que dependen del campo; hablamos de contratistas, transportistas, combustible. Por ejemplo, hablamos de 1,6 millón de viajes menos este año que representan unos 22 mil millones de litros de combustible sólo por fletes, no de lo que se gasta dentro del lote. Por eso no sólo es el productor agropecuario, que incluso por ahí está mejor parado que estos otros actores. Van a quedar productores en el camino, pero sabemos que saben guardar en épocas de vacas gordas para afrontar momentos como estos de vacas muy flacas, porque saben que además siempre llegan.

Van a ser muchos para sostenerlos…

Claro. Pensemos además que los bancos contribuyen con dos dólares de cada 10 que necesita el productor para sembrar. El resto es autofinanciado y el aporte de la cadena comercial. Por eso me pregunto cómo los acopios, las insumeras, las cooperativas no están planificando cómo hacer planes de salvataje para sostener esta situación y evitar que más productores queden en el camino. Porque no hay ingresos. Y no sólo el productor; insisto que sin ingresos hay que ver cómo hará un transportista que compró un camión y debe una parte porque pensaba cancelarla con la cosecha; o un contratista que adquirió una cosechadora en los mismos términos. No van a tener ingresos!

¿Hay real dimensión de esto?

No, no se dimensionan los alcances de esta crisis. Y en buena medida se puede explicar eso porque la mayoría de los cheques se dieron a abril, mayo o junio, al momento de la cosecha. Y sumemos a las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) que estuvieron avalando cheques, y qué pasa si después no pueden ser cubiertos.

Ahí empieza a tambalear la cadena de pagos…

La cadena de pago va a estar afectada. Y a esto se suman miles de condimentos como por ejemplo que antes había forma de planificar y calcular la compra de insumos, estaba la brújula de los mercados, pero hoy todo eso se rompió ante mercados intervenidos. Ahora hablamos del Dólar Agro. Y cómo van cambiando las decisiones a partir de esas dudas. Y ahora nos enteramos de cambios para los importadores de insumos por lo cual ahora tenemos que esperar que esos productos vayan al alza. El combo incluye también brecha cambiaria, inflación, más presión tributaria, la sequía y el faltante de toneladas. Por eso la recomendación a esta altura es que todos los integrantes de las cadenas productivas sinceren cuál es la producción estimada y con cuántos ingresos contarán, qué reservas tienen, para ver qué compromisos podrán honrar y cuáles no. Hay que sincerar la situación para poder renegociar con bancos, cooperativas, acopios y así construir confianza.

¿Y los alquileres?

Los alquileres son un tema muy relevante con un peso en los costos muy significativo y más en zona núcleo donde se referencian con el valor de la soja. Y ahí el dólar soja hizo que el costo escalara tanto para el que tiene un tambo, ganado o lo que sea. Eso contaminó y elevó los costos. Y algo más, en Córdoba son expertos y me saco el sombrero ante los cordobeses por cómo agregan valor, cómo transforman los granos. Pero si ya con el dólar soja las industrias que producen a partir de esos granos tuvieron serias dificultades, ahora eso se va a repetir. Las que hacen alimentos balanceados, las granjas porcinas, los feedlots, vieron incrementar sus costos por el alza en el expeller de soja. Se venden madres y se destruye la fábrica! Los tambos cierran!

¿Y ante eso?

Van a existir números que deberán ajustarse, contratos por renegociar, pero también es importante tener en cuenta que más allá de las quejas al Gobierno que parece indiferente ante una situación caótica, no hay que olvidarse de salir a negociar con la propia cadena.

¿Cómo sería eso?

En épocas de crisis hay que hacer malabares para honrar los cheques porque de los cheques rechazados no se vuelven. Los cheques entregados hay que honrarlos. Hay gente que va a poder y gente que no; y ahí el rulo se va a empezar a sentir. Las SGR deberán salir a cubrir a los que no puedan, y deben prepararse. Pero insisto en que tengo más fe en que el productor pueda cubrirlo por la posibilidad de que cuente con alguna reserva de otras campañas; y soy menos optimista con servicios y cadena de valor que no van a tener ingresos por la abrupta caída de la cosecha. Y que además tienen esquemas de rentabilidad acotados. No esperemos mucho de los bancos y no esperemos mucho del Gobierno. 

Fuente: Puntal.com.ar