Compartimos el artículo elaborado por el CPN Hector Tristan, para el número de Setiembre de 2023 de la revista Horizonte A, donde se elabora una mirada sobre la crisis que padece el país.
¿Corregir el déficit fiscal es la prioridad?
Transitando tiempos duros en medio de discusiones electorales y luego del resultado de las “Paso”, han surgido en los medios de comunicación con fuerza conceptos económicos, que han desplazado otras noticias, donde parece que la mayor parte de los contendientes ven como indiscutible volver a la viabilidad como país mediante reformas profundas.
Un economista destacado ha escrito en un trabajo profesional, que corregir el déficit fiscal no debería ser necesariamente la prioridad por ciertas razones, articulo del cual hemos extraído los siguientes párrafos (1):
“Los aparatos estatales son el problema prioritario, ya que puede contarse con un presupuesto equilibrado y aun así succionar el cien por ciento de los recursos de la gente
Como he dicho antes, se machaca equivocadamente con que el desequilibrio en el presupuesto entre entradas y salidas es el problema medular. Esto no es correcto. Cuba ahora no tiene déficit fiscal y Stalin no lo tuvo durante varios períodos. Puede contarse con un presupuesto equilibrado y succionar el cien por ciento de los recursos de la gente, es decir convertir un país en un campo de trabajos forzados.
Esto no es para subestimar el desorden fiscal entre ingresos y egresos. En no pocas oportunidades se declama que esto es igual que en una familia, el final no es auspicioso si se gasta más de lo que entra, pero el paralelo no es correcto puesto que en la familia no se pueden encajar impuestos y recurrir a la impresión de moneda sin eludir la cárcel. El problema son los aparatos estatales que como decía el decimonónico Bastiat recurren al robo legal.
Cada uno es responsable de su destino. Es muy cómodo endosar la culpa a otros, en lugar de dejar testimonio adecuado a las circunstancias. Lo contrario es la receta para el fracaso. Nada resume mejor la preocupación que esbozamos en estas líneas que la sabia sentencia de Johann Goethe: “Sólo es digno de la libertad y la vida aquel que sabe cada día conquistarlas”. Manos a la obra.
En todo caso, el apoyo logístico de las ideas estatistas proviene del fanatismo, es decir la cerrazón mental y la tilinguería siempre superficial que centra su atención en lo banal que naturalmente altera prioridades como las que señalamos al abrir esta nota: poner la carreta delante de los caballos y mover todas las piezas para eliminar el déficit fiscal vía nuevos impuestos y deuda creciente en lugar de encoger el aparato estatal a su misión específica característica de un mundo civilizado. Hay muchos otros ejemplos de alterar prioridades pero en esta nota nos circunscribimos a lo dicho”
Mucho también se menciona a la “Escuela austriaca” como inspiradora de cierto candidato político, para intentar tener una idea de dicha corriente económica apelaremos a fuentes de información, para poder tener una aproximación a la misma y sus principales aportaciones (2)
Escuela austriaca
Se suele fechar el origen de la escuela austriaca en 1871 con la publicación de Principios de Economía de Carl Menger. Muchas veces se considera la continuación de otras tendencias como la Escuela de Salamanca o de economistas como Jean-Baptiste Say o Frédéric Bastiat. En los años 1970 experimentó un resurgimiento al concederse el Premio Nobel de Economía al economista austríaco F.A. Hayek.
La base de la escuela austriaca es el individualismo metodológico, es decir, que todos los fenómenos sociales son explicables por las acciones de los individuos. Siguiendo dicho método, rechazan la matematización de la economía y el empirismo, optando por realizar deducciones a partir de axiomas autoevidentes o hechos irrefutables.
A este método, desarrollado por Ludwig von Mises en La Acción Humana, se lo denomina praxeología. También rechazan la división entre macroeconomía y microeconomía, ya que consideran que la segunda debe explicar la primera.
Las conclusiones de la escuela austriaca suelen llevar a defender políticas económicas liberales no intervencionistas. Concluyen que el mercado produce y distribuye mejor los recursos que el Estado.
Principales aportaciones de la escuela austriaca
Carl Menger, fundador de la escuela, fue uno de los autores que desarrolló la revolución marginalista. Menger explicó que el valor de un bien dependía de la utilidad que le asignará cada agente. Dicha utilidad es subjetiva y dependerá de la intensidad de las necesidades que desee satisfacer cada individuo, lo que se conoció como teoría del valor sugestivo.
Con el desarrollo de la teoría del valor subjetivo se pretende acabar con las distintas teorías del valor objetivo, especialmente con el valor trabajo, base del sistema marxista y procedente de economistas clásicos como David Ricardo.
Otra aportación de la escuela austriaca, fruto del constante criticismo hacia otras escuelas de pensamiento, es el teorema de la imposibilidad del socialismo. Desarrollado principalmente por Mises y Hayek, el teorema dice que el socialismo es inviable teóricamente debido a los problemas de información que presenta.
Según estos autores, los precios recogen una gran cantidad de información individual, subjetiva y tácita sobre las valoraciones de cada individuo que permite guiar la asignación de recursos. Al no existir precios de mercado ni beneficios, los planificadores socialistas no podrán obtener esta información y asignarán recursos de forma inevitablemente ineficiente.
Otra de las aportaciones más importantes de la escuela austriaca es su explicación del ciclo económico. Según la teoría austríaca del ciclo económico, los ciclos se inician por una expansión artificial del crédito no respaldada por ahorro previo. Esto es lo que ocurre cuando los bancos centrales bajan tipos de interés o imprimen moneda.
Los tipos de interés bajos hacen que se produzca un exceso de inversión en actividades que con tipos de interés a niveles normales no hubiesen resultado viables. Esto genera un falso auge económico, una burbuja, que se pincha cuando se corta el crédito barato. Los recursos (capital y trabajo) destinados a la burbuja deben reasignarse a proyectos realmente productivos. Pero como los bienes de capital son heterogéneos y no pueden reasignarse de un sector a otro con facilidad, el ajuste generará pérdidas de valor y, por lo tanto, una depresión.
A modo de conclusión
Tomando nota de esta información, podríamos afirmar que según la Escuela austriaca, los factores detonantes de la inflación lo constituyen, en primer término: las operaciones en el mercado abierto en las cuales el gobierno emite títulos de deuda, en segundo lugar, se considera como factor interviniente el manejo de las tasas de interés, facilitando crédito subsidiado al público, reduciendo al máximo dichas tasas de préstamos.
Con esta reducción artificial el inversor retira su dinero, en tanto que las solicitudes de préstamos se expanden. En tercer lugar, se menciona el déficit financiero del presupuesto: de no haber inflación no se produce el déficit. Este último es impulsado por la emisión de dinero sin respaldo. Al recurrir a este, el gobierno reduce sus propias reservas e incurre en altos costos de oportunidad.
En ese sentido, bajar gastos y elevar los impuestos constituye una medida políticamente incorrecta, más aún cuando hay en ciernes contiendas electorales.
También podríamos concluir que resulta evidente que el mayor peso de la inflación recae sobre los grupos de bajos ingresos (empleados con ingresos fijos y sector pasivo) convirtiéndose en un impuesto casi invisibilizado, altamente regresivo.
Los empresarios que ganan o se cubren de dicho efectos, son aquellos que invierten en inmuebles, equipamiento, inventarios, arbitran deudas, toman cobertura con otras monedas y realizan otras acciones preventivas.
Asimismo los sectores de altos ingresos pueden y tienen acceso a herramientas idóneas para defender de la pérdida del valor de la moneda y de los estragos del proceso mencionado.
Con base a lo que se ha expresado hasta aquí, se debe replantear el papel que juega la política monetaria respecto al control de inflación, pues los bancos centrales no han impedido las crisis monetarias ocurridas hasta ahora, porque conviven con instituciones de baja calidad, donde la independencia de los poderes no termina siendo eficaz como en países más desarrollados y con conductas sociales y políticas mas previsibles.
Es preciso recordar que las diversas experiencias de controles de los tipos de cambio, de interés y de precios no han sido capaces de erradicar la inestabilidad y riesgos constantes. La aplicación de múltiples medidas inconexas actúa como parches ineficaces para resolver los problemas macroeconómicos creados por el desequilibrio citado.
En este marco y en nuestra realidad, la propuesta de la Escuela austriaca de suprimir los bancos centrales (en nuestro caso el BCRA), suena como arriesgada y con alta probabilidad de tratarse de un salto al vacío, cuyas consecuencias pueden ser peor que el problema que vendría a resolver.
En una época como la nuestra, en que la ciencia económica ha progresado notoriamente, debieran diagnosticarse a tiempo los grandes problemas macroeconómicos y así prescribir y llevar a cabo las medidas de ajuste a fin de evitar la profundización y la extensión de las crisis, evitando la apelación a soluciones mágicas, que endulzan los oídos pero que son solo un “canto de sirena” y cuyas consecuencias estamos viendo como daña, empobrece y hastía a la sociedad toda que espera un cambio, basta recordar que Argentina no crece desde el año 2011. Sería bueno que las futuras elecciones -tan cercanas – nos hagan reflexionar acerca de la necesidad de un cambio profundo, sustentable y realizable con el menor costo social posible, alejándonos de todo espejismo por maquillado que se nos ofrezca.
- Alberto Benegas Lynch
Fuente:
https://panampost.com/author/alberto-benegas-lynch/
CPN Héctor Tristán
Tributarista