Las empresas pueden tener más ganancias de las que realmente muestra su realidad económica y esto se corrige con el ajuste por inflación.
A la hora de cierre de ejercicios en un año con altísima inflación, los directivos deben estar atentos a distintos factores que inciden en los balances, como proyecciones de impuestos, solicitud de certificados de no retención, análisis de quebrantos y posible actualización, para maximizar las ventajas del ajuste por inflación de los estados contables que están cerrando.
El siguiente es un análisis sobre lo que ocurre con el ajuste contable y para el pago de Impuesto a las Ganancias de los balances, en un año como 2023, en que la inflación trepó a 211,4%, brindado por Juan Ignacio Renna, socio de Auditoria en Lisicki Litvin & Asoc., y Fernando López Chiesa y Enzo Celleri, socio y director de Impuestos en Lisicki Litvin & Asoc.
El ajuste por inflación, los balances y el Impuesto a las Ganancias
En los aspectos contables, rige una resolución de la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas, firmada por los Consejos Profesionales de todo el país, por la que desde 2018 se volvió a aplicar el ajuste por inflación contable.
Y, con respecto a la aplicación del ajuste por inflación para el cálculo del Impuesto a las Ganancias, durante varios años rigió el prorrateo de sus efectos en 3 años o en 6 años, pero desde 2023 se aplica 100% en el mismo ejercicio.
A qué apunta el ajuste por inflación contable
Los principales efectos que pretende solucionar el ajuste por inflación contable son:
- Subvaluación de activos medidos al costo histórico.
- Subvaluación del capital contribuido por los propietarios.
- Incorrecta medición del resultado del ejercicio, al no incluir las ganancias y pérdidas por exposición a la inflación.
- Distorsión en la presentación del resultado, debido a la comparación de partidas expresadas en moneda de distinto poder adquisitivo.
El método establecido por la Resolución Técnica 6 diferencia a las partidas de los estados contables según estén expresadas en moneda de cierre y partidas expresadas en moneda anterior al cierre y requiere reexpresar en moneda homogénea de cierre a todas las partidas que estén expresadas en moneda anterior al cierre.
De qué depende que se produzca una distorsión para la empresa
Esa distorsión va a depender de la naturaleza monetaria o no monetaria de los activos, y de la estacionalidad o no de los ingresos y gastos. Y no generará el mismo impacto en el ajuste por inflación un resultado generado al principio del ejercicio que uno generado cerca del cierre.
Con estos índices tan importantes de ajuste anual, empresas cuya estructura patrimonial este respaldada en activos no monetarios (como inmuebles, maquinarias, otros activos fijos tangibles o intangibles o mercaderías adquiridas con cierta antigüedad) probablemente tengan un incremento muy importante de su patrimonio.
Las empresas que tienen activos más líquidos tendrán menos revalorización, salvo que éstos puedan estar en su mayoría sujetos a una cláusula de ajuste más beneficiosa, como puede ser que estén nominados en moneda extranjera.
Tan imprevisible es a veces este cálculo, que una empresa puede tener una ganancia en su resultado medido a valores históricos, y una pérdida en su resultado ajustado por inflación.
Esto puede deberse a mayor exposición a la inflación de sus activos monetarios que sus pasivos monetarios o a que sus principales ingresos y gastos se hayan generado en fechas muy distintas.
Además, el impacto que pueda generar o no la reexpresión de estados contables depende también de otros factores, contables o impositivos de aplicación obligatoria, lo cual hace aún más difícil la tarea de aplicación del ajuste por inflación impositivo y el cálculo del impuesto diferido.
Cómo impacta en lo que los impuestos el ajuste por inflación
Al revés de lo que ocurre en el ajuste por inflación contable, y con su propia metodología, el ajuste por inflación impositivo se calcula en 2 partes:
Ajuste estático (activos y pasivos monetarios)
Un ajuste estático, que mide la inflación sobre los activos y pasivos monetarios al inicio del ejercicio, excluyendo ciertas partidas no monetarias como son los bienes de uso, participaciones societarias, inversiones en el exterior que no generan renta de fuente argentina, entre otros.
Al Patrimonio neto computable al inicio del ejercicio se lo ajusta por la inflación de todo el año (punta a punta) utilizando el IPC.
- Si el activo supera al pasivo, se origina un ajuste negativo (lo cual implica un menor resultado sujeto a impuesto).
- Pero, si el pasivo es mayor, se trata de un ajuste positivo (mayor ganancia y mayor impuesto).
En este último caso, si la empresa está financiada por muchos pasivos, la deuda frente a la inflación se va licuando y genera una ganancia por exposición a la inflación.
Ajuste dinámico (capital y dividendos)
La segunda parte del aporte por inflación impositivo se la denomina ajuste dinámico, que tiene en cuenta ciertos actos económicos que se producen durante el ejercicio, como por ejemplo las altas de bienes de uso, capitalización de pasivos, aportes o reducción de capital, suscripciones de fondos comunes de inversión, distribución de dividendos, entre otros. Estos ajustes pueden ser positivos o negativos.
La sumatoria del ajuste estático y dinámico constituye el ajuste por inflación impositivo cuyo resultado (ganancia o pérdida) se incorpora en la determinación del Impuesto a las Ganancias.
Cómo optimizar el ajuste con una planificación fiscal
Para las empresas que aún no han cerrado ejercicio, se recomienda una práctica proactiva de medición mensual del impacto de la inflación mediante provisiones actualizadas con el IPC.
Esto permite anticipar ganancias o pérdidas generadas por el ajuste y, en caso necesario, aplicar estrategias de planificación fiscal para contrarrestar los efectos indeseados de la inflación.
De esta manera la empresa, puede evaluar cuándo votar un dividendo o comprar una maquinaria o si conviene cancelar deuda al cierre del ejercicio.
La planificación fiscal, en números
Para poner un ejemplo numérico, si se invierte en maquinarias en enero 2023 por $1 millón, se generará una ganancia por $2,110,000 (Inflación del 211%), mientras que la amortización del ejercicio de una maquinaria (vida útil 5 años) genera una pérdida de $422.000.
El efecto neto entre ambos movimientos genera un Impuesto a las Ganancias de $590.800.
En cambio, si la misma compra se realiza en noviembre 2023, el cargo por amortización sería prácticamente neutro con el ajuste por inflación y no generaría Impuesto a las Ganancias.
Los grandes perjudicados del ajuste son aquellas empresas con alto endeudamiento y en especial en moneda extranjera sobre todo los cierres de diciembre, cuando impactará el salto devaluatorio en el tipo de cambio del cierre del ejercicio.
En este caso, explorar el aporte de capital o la capitalización de los pasivos podría generar beneficios fiscales.
En resumen, la sincronización de acciones estratégicas con el ajuste por inflación impositivo puede ser crucial para mitigar impactos fiscales y optimizar el resultado final del Impuesto a las Ganancias en tiempos de alta inflación, concluyeron los expertos.
Fuente: Iprofesional.com